El refuerzo de la autoestima de la propia mujer:
Sabe qué es lo que está pasando en su cuerpo, sabe que puede tener relaciones previendo las consecuencias, dignifica su cuerpo. La función reproductiva para muchas mujeres es una especie de agujero negro, es una parte de ella que no sabe ni como funciona, ni cuando, ni el porqué se puede producir el embarazo. Dar luz a todas estas incógnitas la hace más dueña de sí misma y la permite una entrega mayor a su marido. Puede hacer que él también se acerque a los maravilloso engranajes del funcionamiento del cuerpo del hombre y de la mujer. Conocer el ciclo menstrual es clave para conocer el porqué la psicología de la mujer a lo largo del mes también es cíclica. Es positivo este conocimiento para las mujeres casadas y también para las jóvenes y adolescentes que tiene que aceptar unos cambios corporales y hormonales vertiginosos.
La responsabilidad compartida:
Tanto el marido como la mujer responden de sus actos, responden a Dios, a sus conciencias, a la familia. No estamos frente a un método anticonceptivo que falla o no falla. Son el marido y la mujer, en el ejercicio de su libertad, quienes toman una decisión y la desean cumplir, y entra en lo posible que, por determinadas circunstancias, cambie esa decisión, siendo ellos los únicos responsables.
La responsabilidad es un ejercicio profundamente humano vinculado a libertad , a la posibilidad de decidir en cada momento el camino a elegir.
El auto-control es una cualidad:
que permite velar por el bien del otro, preocuparse por lo que el otro necesita, donarse cuando la ocasión lo requiere. El control de los impulsos, en general, y de los impulsos sexuales en particular favorece el crecimiento del amor de la pareja.
“ … lo que parece a primera vista más bien mecánico (el respeto del “tiempo de la mujer; que no se refiere sólo a los períodos fértiles, sino también a los múltiples ritmos de la vida y las circunstancias) y que exige a veces espera y renuncia, y por tanto “trabajo y sacrificio", es precisamente lo que hace nacer una espontaneidad distinta: profunda, secreta, permanente”.
El respeto mutuo:
Respetar es acompañar en el crecimiento personal a la otra persona, sin entrar en el mundo de su intimidad.
Cada uno tenemos nuestra propia intimidad que afecta a nuestro cuerpo y también a nuestros sentimientos, pensamientos y convicciones.
El marido y la mujer admiran el funcionamiento del cuerpo y permiten que siga su rumbo sin manipulaciones.
Hombre íntegro y mujer completa pueden tener encuentros personales cada vez más profundos, estos encuentros permiten ser cada vez más los dos una sola carne.
Ayuda a descubrir la ternura y la afectividad que encierra la sexualidad:
El dominio de las manifestaciones genitales sobre otras muestras de afecto lleva a menudo a olvidar la ternura y todos los demás signos de atención recíproca.
El periodo de abstinencia puede ayudar a la pareja a descubrir la amplia gama de manifestaciones también corpóreas a través de las cuales se puede expresar el amor .
Para que exista la ternura es necesario implicarse con el otro a través del espíritu, la mente, el corazón, el sentimiento, las palabras, el gesto, el mismo don del cuerpo.
Desarrollo de la comunicación:
A diferencia de la contracepción en que uno u otro de los miembros de la pareja utilizan un método, aquí los dos se ven llevados a hablar de su sexualidad, a expresar el amor de diferente manera, a comunicar las razones más profundas que les pueden llevar a posponer un embarazo. A utilizar el lenguaje del cuerpo para expresarse.
Aumento de la fidelidad y de la estabilidad conyugal:
Unas virtudes apoyan sinérgicamente a otras, de tal manera que se favorece el crecimiento personal.
En última instancia lo que crece es el AMOR conyugal. Cada uno de los valores de los que estamos hablando dan soporte al amor.
Cuando el hombre y la mujer se aman, se respetan, se expresan el amor en toda su riqueza en los diferentes momentos de ciclo. Se usan las propias energías en la persona amada, se requiere tiempo y muchos pequeños detalles cotidianos que entretejen la construcción del verdadero amor pero de todo ello emana paz y serenidad en el hogar.
Los hijos, los parientes, la sociedad perciben esa armonía.
Respeto a la vida:
Comprender el milagro de la vida es el inicio al respeto a la vida naciente.
Se constata cómo muchas parejas que tenían muchas razones para evitar un embarazo tras unos meses de aprendizaje han abierto sus puertas a un nuevo hijo porque se ha redimensionado su vida, han perdido el miedo a la vida porque ahora saben cómo se produce, porque han mejorado en su armonía conyugal, han enriquecido su afectividad, y en muchos casos sin ellos saberlo se han puesto en manos de Dios.
No podríamos hablar de la regulación natural de la fertilidad sin hablar del respeto ala vida y a las fuentes de la vida. Es saberse desde el principio cooperadores del amor de Dios , y en ningún momento creadores autónomos.