La vagina comienza en el cuello uterino donde discurre en sentido inferior y anterior por aproximadamente 8-10 centímetros para luego abrirse a través del orificio vaginal. En la porción superior, la vagina se extiende un poco más allá del cuello uterino, formando un espacio ciego que se conoce como el fondo del saco vaginal o fórnix de la vagina, rodeando el cuello uterino: fórnix anterior, fórnix posterior, fórnix lateral derecho y fórnix lateral izquierdo.
Anterior al conducto vaginal podemos encontrar a la uretra, mientras que posterior se encuentra el recto. En la porción inferior del conducto vaginal se localizan los pliegues de la vagina, los cuales son numerosos pliegues transversos que causan fricción al momento de las relaciones sexuales. Estos tiene la función de producir una estimulación tanto al hombre como a la mujer durante el coito.
El orificio externo de la vagina (o apertura vaginal) se ubica dentro del vestíbulo de la vagina, encontrándose el orificio externo de la uretra anterior al mismo y el cuerpo perineal, posterior. El orificio vaginal puede estar parcialmente cubierto por una membrana formada por un pliegue interior de mucosa conocida como el himen. El himen es una estructura dispuesta a lo largo del orificio vaginal la cual posee una o más aberturas para permitir el paso del flujo menstrual. Esta estructura suele romperse para permitir las relaciones sexuales. Sin embargo y a pesar de lo que se creía en el pasado, es importante destacar que el himen puede romperse ya sea por el uso de tampones, como por exámenes médicos o el realizar algún tipo de ejercicio extenuante. El himen suele tener forma de media luna en las niñas pero es posible encontrar de diversas formas.
Por lo general, el lumen o la luz del conducto vaginal se encuentra colapsado cuando no hay excitación sexual. Las paredes anteriores y posteriores suelen estar juntas. Las paredes laterales, por su parte, son más rígidas, causando que el conducto vaginal no se encuentre totalmente colapsado, sino con forma de H en un corte transversal.
La lubricación de la vagina ade más del cérvix puede también provenir de unas glándulas minúsculas que se encuentran en la entrada vaginal , son las glándulas vestibulares (de Bartholin) que segregan una secreciónl durante la excitación sexual.
Histología
La pared de la vagina es fina y elástica, estando constituida por tres capas: la adventicia externa, la capa muscular media y la mucosa interna. Histológicamente, la mucosa de la vagina es un epitelio escamoso estratificado no queratinizado, con una lámina propia gruesa y vascular, y una capa muscular.
Durante la menstruación, la vagina facilita el paso y la expulsión del endometrio, después del desprendimiento mensual al final de la fase folicular. Cabe destacar que a lo largo del ciclo menstrual, el epitelio sufre cambios pequeños donde se produce una descamación dado que la vagina presenta receptores estrogénicos.
Flora
Durante el parto, la vagina se expande y provoca contracciones pulsátiles para permitir el paso y la salida del bebé. La vagina sana de una mujer en edad fértil, es de pH ácido, oscilando entre 3.8 y 4.5. Esto se debe a la degradación del glucógeno en ácido láctico por las enzimas que son secretadas por los bacilos de Döderlein o lactobacilos, los cuales forman parte de la flora normal de la vagina. Dicha acidez juega el papel de retrasar e impedir el crecimiento de cepas de microorganismos patógenos. Un aumento en esta acidez puede estar relacionado con el crecimiento excesivo de bacterias (como ocurre en la vaginosis bacteriana, la tricomoniasis o en la ruptura prematura de las membranas durante el embarazo).
El ecosistema de una flora vaginal sana está conformado principalmente por la especie conocida como lactobacillus o lactobacilo. Sin embargo, cabe mencionar que bajo estrés o por alteraciones (tanto hormonales como físicas), se pueden producir cambios que alteren el equilibrio de los microorganismos que protegen a la vagina y desencadenar resultados no deseados, como la anteriormente mencionada, vaginosis o infecciones por levaduras.
Irrigación e inervación
La irrigación de la vagina es proporcionada principalmente por la arteria vaginal, rama de la división anterior de la arteria ilíaca interna. Algunas de estas arterias se pueden encontrar en ambos lados de la pelvis, siendo capaces de irrigar abundante sangre a la vagina.
Existe una mayor concentración de terminaciones nerviosas cerca de la entrada de la vagina, cumpliendo parte de sus funciones como proveer de placer sexual cuando es estimulada. La mayoría de las terminaciones nerviosas son derivadas del sistema nervioso autónomo. Estas fibras tienen origen del nervio pudendo mientras que las fibras del dolor tienen origen en los nervios sacros.
Sin embargo, es importante saber que la vagina en sí carece de terminaciones nerviosas, lo que dificulta la capacidad de las mujeres de recibir suficiente estimulación sexual para llegar al orgasmo solamente mediante la penetración.
Aunque estudios sobre la inervación de las paredes de la vagina no muestran ninguna zona específica con mayor densidad de terminaciones nerviosas, algunas mujeres tienen una densidad mayor de terminaciones nerviosas en la pared vaginal anterior lo que puede llevar a una mayor sensibilidad y placer cuando se estimula dicha pared. Por esta razón, se ha sugerido que la zona conocida como el punto G (punto de Gräfenberg), se encuentra en la pared anterior. Esto podría demostrar que en el tercio exterior de la vagina, cerca a su orificio externo, se pueden encontrar más terminaciones nerviosas, haciéndola más sensible al tacto en comparación con los dos tercios interiores y más profundos de la vagina. Desde un punto de vista fisiológico, dejando a un lado el placer sexual, se podría argumentar que los partos son menos dolorosos debido a que no existe una gran cantidad de terminaciones nerviosas en la vagina, factor que podría desencadenar mucha más sensibilidad y dolor en la zona.